Es un dicho popular que busca describir a esa persona que trató una y mil veces algo o muchas cosas y que luego de un cambio profundo — bien sea geográfico, de entorno o conducta — logra aquello que tanto soñó, buscó, trató, intentó.
Nos sorprende la evolución de alguien frente a unas condiciones distintas, mientras que en su entorno natural, donde nació, creció y se relacionó, los limites fueron infinitos contra todo pronóstico natural.
Desaprender
Esto no es cuestión de suerte y tampoco es generalizado, sino que obedece al cambio de circunstancias que afronta quien se expone a un cambio profundo de condiciones y que se convence que lo que conocía ya no le sirve ante una realidad distinta.
Seguramente las condiciones son las mismas porque básicamente el mundo es igual en cada rincón pero con acento distinto, pero, y aquí viene lo importante, quien hace un balance de su vida y comprende qué fue lo que lo llevo a no materializar sus ideas y a caer una y otra vez en el mismo punto, es quien se permite a si mismo enfrentar sus arrogancias y temores, sus costumbres y preceptos, y da el peso de hacer a un lado lo aprendido para adaptarse, cambiarse y liberarse de todo aquello que consciente o no, no le permitió avanzar, crecer y lograr. En este punto, quien ha logrado entenderse a si mismo, decide desaprender y liberar espacio de si mismo para reiniciar y propiciar el aprendizaje sin prejuicios.
Desaprender significa modificar patrones de conducta, deslastrarse de conceptos preconcebidos que nos limitan, de conocimientos fútiles que resultan inoficiosos para nuestra vida, de las obsesiones que nos encierran, de la manera en que caminamos o corremos y de las formas en que brincamos y caemos, de las líneas de conducta que determinan nuestra capacidad de relacionarnos, de ser sinceros con nosotros mismos y que nos castigan a vivir en una realidad aumentada o en la autocompasión.
Ante cualquier circunstancia determinante, bien sea nueva o reiterada, si queremos un resultado— simplemente un resultado— debe quedar a un lado aquello que nos impidió en el pasado alcanzar el objetivo. Pero para tener la capacidad de visualizar nuevas formas y aprovechar verdaderamente nuestras cualidades, e incluso para descubrirlas, es necesario abrir espacio en nuestra conciencia y nuestras maneras, desaprendiendo, solo desaprendiendo, desactivando de si mismo todo aquello que pensamos propio, pero que en definitiva nos ancló a un no repetitivo.
